Brais Gómez Ramilo, viajero de +enduroMTB, así nos cuenta su historia.
21 de marzo 2018
Un viaje de miles de kilómetros comienza con el primer paso. Ya no hay vuelta a atrás!!
PD. Mierda de foto
27 de marzo 2018
Pues estoy en Roma con una bici con cosas colgando de los lados y según parece mi cerebro me ha dicho que él se pira y que a partir de ahora me busque yo sólo la vida para volver a casa.
Echo de menos el hablar inglés o que España conquiste el mundo e imponga su lengua, lo que sea más fácil. Creo que lo segundo.
Cómo me van las emociones fuertes he venido sin credencial, como buen gallego me he dicho, malo será, menos mal que me he encontrado a un chavalote lo suficientemente bueno como para hacerme caso y resolver el asunto con una conexión a Internet y una impresora.
Hoy dormiré en un convento de esos que tienen monjas. Me gustaría que vieseis las conversaciones que tenemos. O que tratamos de tener. He intentado hablar español moviendo la mano como hacen ellos, pero creo que no funciona. Aunque lo seguiré intentando. Roma es rara. Es majestuosa y a la vez está descuidada, creo que ha sido una capital tan gloriosa que ahora no dan a basto para mantener todo eso. Es triste también ver una viejita pidiendo a las puertas de la plaza de San Pedro o un señor con muñones en vez de piernas pidiendo en la calle donde están Gucci, Tous, Cartier, Paul and Shark y todas esas mierdas.
Después de este tocho seguiremos informando.
31 de marzo 2018
Ya llevo cuatro días de ruta y mi culo también lo sabe. El primero no pudo ir peor. Simyo decidió cerrarme el grifo de buenas a primeras y me vi sin GPS, sin poder llamar y a mí llegada a Sutri, donde se supone que habia un albergue, me dicen que está cerrado. ¿Podría ir peor? Pues sí. En todo Sutri no había Internet por una avería. Con este panorama tiré hasta encontrar un sitio donde poner la tienda y con dos forros polares, malla térmica, dos pares de calcetines, pucho, guantes y saco, pasar la noche.
El segundo día tuvo un par de subidas un poco complicadas, la primera por un parque natural con un bosque caduco precioso y muy cuidado. Seguramente pude hacer más kms pero me habían recomendado parar en Bolsena, que está al borde de un lago enorme. El albergue está en un convento (como casi todos de momento) y la monja que me recibió me contó una historia de una niña que su padre intentó matar varias veces y no sé qué más en la iglesia que había justo enfrente. Y creo que de esa historia viene lo de la confirmación católica. Es lo que tiene parar en conventos, que te cuentan historias para no dormir.
El tercer día hice «solo» cincuenta y pico kms. Si la subida a hospitales, en Asturias, es mi Angliru particular, Radicofani es mi Mortirolo. Unos 9 kms de pista de tierra y un desnivel de unos 500m cargando con el primer cadáver de Se7en. El pueblo tiene una fortaleza en lo alto pero me fue imposible visitarlo porque empezó a llover….y llovió hasta este mediodía. Lluvia, viento y aerolitos toda la mañana de hoy hasta llegar a Siena. Una pena que otra vez la maldita lluvia me impidiese verla y fotografiarla con calma. Eso y los turistas, que estamos en semana santa. Pues como llovía en Siena y eran todavía las 14h tiré para San Gimignano. Lo que no sabía es que iba a tener regalo después de más de 100kms y es que el pueblo lo miraba en lo alto, Google Maps me decía que estaba a 4 kms y yo estaba bajando. ¿Os imagináis el final no? Pues eso, a empujar por la gula.
-Chao!!! El ostalo del pelegrino?
-Continua la strada y a la sinistra
-Grachie!
Así se escribe el italiano de Matamá
Muy bien, para la sinistra que me voy. otro convento. Sabéis que no soy para nada religioso pero tengo que decir que me gusta, al menos no se ve la explotación turística que hay en muchos de los Caminos de España.
Costó Dios y ayuda, y nunca mejor dicho, conseguir que me abriesen la puerta, yo ya estaba un poco sin saber que hacer, era ya tarde y aquí oscurece mucho antes que en Vigo. Me veía buscando un poco de hierba donde tirar la tienda medio a oscuras y otra vez poniendo capas y capas de ropa.
Por cierto, llegué cansado, tarde, había mucha gente y solo pude ver el camino al albergue, pero puedo decir que San Gimignano es el pueblo más bonito en el que estuve. Y no hablo solo de esta ruta. Mañana intentaré levantarme a las 5 para a las 6 darme una vuelta a hacer unas fotos en la hora azul sin que haya todo ese tumulto.
Pero eso ya será mañana…
3 de abril 2018
De esto no puede salir nada bueno.
9 de abril 2018
Pues después de visitar sitios como Florencia, Pisa o Mónaco y sufrir riadas dentro de mi tienda, mojaduras, subidas interminables, pérdidas de red móvil (que me deja sin gps e incomunicado ante algún contratiempo grave) sigo avanzando. Bueno, hoy no. Que me merezco un descanso. Estoy en un camping que está rozando los Alpes y pasaré por una zona donde iré encadenando un parque natural tras otro. La zona va a ser dura, pero estoy seguro que merecerá la pena.
Siento no escribir algo más a menudo y un poco más currado pero se me van las energías por las patas.
10 de abril 2018
Escribo esto dentro de una tienda de campaña acorazada en medio de una granizada (edito: Nevada) que tiene el suelo cubierto de blanco. La previsión en Castellane es para sacar el carpintero que llevo dentro y empezar a arrejuntar parejas de bichejos.
Llevo dos noches aquí y pasaré otras dos. Es imposible avanzar con este tiempo así que voy a contar mis historias desde San Gimignano, que es donde nos habíamos quedado.
En la siguiente etapa tenía previsto parar en Lucca tras pasar por Florencia. Florencia el domingo de semana santa, imaginaros la de gente que había. El Ponte Vecchio totalmente colapsado y l catedral también. Me voy abriendo paso y hago las fotos que buenamente puedo hacer entre tanto personal. El tramo entre Florencia y Lucca es feo y llano. Entre polígonos y ciudades sin ningún interés como puede ser Empoli. Mi idea era hacerlo lo más rápido posible pero el señor Eolo se ve que ese día estaba aburrido y quiso hacer que un perfecto y largo llano se convirtiese en la Volvo Oceans Race así que me resultó imposible llegar a Lucca.
Monté l tienda donde buenamente pude a unos 20kms de donde tenía previsto llegar.
Al día siguiente, después de mi paso por Lucca, volví hacia el sureste para ver el fallo arquitectura más conocido del mundo. El pobre Bonanno Pisano debe ser una de las personas más vaciladas del más allá. Yo lo haría si conociese a un tipo que pasa a la historia por construir una torre que se inclina. Eso sí que es meter la pata y no cuando mandas un WhatsApp a las 5 de la mañana.
Está inclinada. Tremendamente inclinada. Vale, sí, no estoy diciendo nada que no sepáis. Pero creedme, está MUY inclinada.
Después de visitar Pisa me dirijo a Camaiore, un pueblo tan encantador como sus habitantes, su pizzería y su albergue. 17€ para un albergue es caro, pero el sitio bien lo vale. En pocos albergues he estado mejores que ese.
Al día siguiente salgo en dirección a Carrara. La Carrara de las canteras de mármol que ya utilizaban en tiempos de Julio Cesar y que Miguel Ángel utilizó para tallar el David. Por poner un ejemplo. Subí hasta las propias canteras después de preguntar a un carrerano o carrerense si merecía la pena. Efectivamente, subir y ver esa enorme cantera y el puente hecho de mármol por donde ahora pasan camiones pero no muchos años atrás pasaba el tren que hacía el recorrido cargando la piedra hasta el propio pueblo y más allá mereció el esfuerzo.
Después de pasar por un túnel que más bien parecía una cueva, comienzo a bajar y me dirijo hacia La Spezia para ir hacia una de las zonas más bonitas por las que pasaré en todo este viaje. Y esta si que fue una historia para no dormir y no la que me había contado la monja de Bolsena.
Pero como ya estoy aburrido de escribir y las series que terminan el capítulo en el momento álgido tienen más audiencia…
To be continued